Presentación

Los 46 kilómetros que separan el faro de Cavalleria de la línea de meta de la Trail dels Fars en Menorca son una aventura para todos los sentidos. Una serie de distintas carreras dentro de la misma que tendrá lugar el día 2 de febrero de 2025. No porque varíe el recorrido, mayoritariamente pegado al mar, sino porque las condiciones climatológicas hacen cambiar la experiencia convirtiéndola en un auténtico reto, desde el soleado día de la primera edición hasta la fría segunda carrera en la que el viento del norte y las malas condiciones del mar condicionaron su desarrollo convirtiéndola en algo épico.

Con la experiencia ininterrumpida desde 2014 a la espalda y más de 8000 participantes, la prueba, organizada por las empresas Biosport Menorca y Elitechip, se ha desmarcado como una alternativa ideal no solo deportiva sino también social ya que sirve como excusa para visitar los encantos de la isla de Menorca en temporada baja, lejos de las masificaciones turísticas. Un reto que ya ha atraído a corredores de primer nivel de la talla de los campeones del Mundo Nuria Picas, Fernanda Maciel, Tóful Castanyer, Pau Capell y la campeona de la Spain Ultra Cup de Trail, Laia Díez.

El trazado ofrece 46 kilómetros en los que el corredor y la corredora se van encontrando asfalto, arena de playa, piedra, pista y camino en un recorrido que se mantiene mayoritariamente cerca del mar. El inicio de la prueba se da en el emblemático faro de Cavalleria, una península alargada y rodeada por mar a los dos lados que ofrece una salida rápida y con imágenes espectaculares.

Tras una primera dosis de asfalto, los corredores toman el Camí de Cavalls, un camino con más de 300 años de historia que rodea toda la Isla y que en ese tramo da a las playas vírgenes de Cavalleria, Binimetl·là y Cala Pregonda, antes de poner rumbo a la zona más exigente de la prueba con un desnivel acumulado que llega hasta los 500 metros.

Las playas dan paso a los acantilados, la pista se vuelve piedra y al corredor le cuesta no quedarse fascinado con las magníficas vistas. Ets Alocs, una cala de piedras, y Cala Pilar ofrecen un mínimo descanso entre acantilados y continuos sube y baja, antes de entrar en una zona más boscosa y alejada del mar que lleva hasta La Vall, un conjunto de playas vírgenes desde donde se da la salida de la prueba de los 21 kilómetros.

A partir de ahí, el camino regresa a algunos de los acantilados más altos de la Isla hasta llegar hasta Cala Morell, el último avituallamiento y donde el asfalto empieza a ganar presencia.

A 12 kilómetros de la meta se da la salida a los corredores de la modalidad popular, para aquellos más rápidos o los que están empezando a correr y quieren vivir una de las carreras más concurridas del panorama balear.

Los últimos kilómetros son por asfalto y permiten a aquellos que luchan contra el crono pulir las marcas y ganarle tiempo al tiempo y celebrarlo posteriormente en la meta donde espera el último avituallamiento con cerveza, además de isotónicos y refrescos, así como pizza, y una buena muestra de productos típicos de la repostería menorquina.